Santiago de Chile, 25 de agosto de 2014 – Los gobiernos de América Latina y el Caribe deben profundizar sus políticas públicas para que la agricultura familiar y los pueblos originarios puedan beneficiarse de la agro-biodiversidad regional y hacer frente a los retos del cambio climático, señaló hoy la FAO.
Los participantes del V Seminario regional agricultura y cambio climático organizado por la CEPAL y la FAO, con auspicio de la Cooperación Francesa y el patrocinio de IICA y Oxfam Gran Bretaña, señalaron que es necesario reconocer y potenciar los conocimientos tradicionales acumulados por los agricultores familiares y los pueblos originaros para adaptar la agricultura regional al cambio climático.
“Fortalecer a la agricultura familiar, permitiendo que aproveche de forma cabal la riqueza de recursos de nuestra región y aprovechar las experiencias de conservación de la agro-biodiversidad que nos han legado los pueblos originarios no sólo permitirá robustecer a estos dos sectores sino que es una forma de potenciar la seguridad alimentaria de toda la región”, explicó el Representante Regional de la FAO, Raúl Benítez.
Agricultores familiar y pueblos indígenas: no sólo productores sino guardianes de la biodiversidad
La agro-biodiversidad es un recurso indispensable para garantizar que las generaciones actuales y futuras cuenten con una base productiva que sostenga su seguridad alimentaria.
“Hace falta aprovechar el capital de biodiversidad que tenemos para encontrar especies más resistentes al cambio climático. Toda esta riqueza que tenemos en la región la tenemos que analizar y aprovechar” señaló Graciela Magrín, miembro del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, durante el seminario.
Debido a lo anterior, la FAO señaló que los países deben hacer esfuerzos para conservar y aprovechar sus recursos de manera racional, mejorándolos y democratizando el acceso a ellos, especialmente para los agricultores familiares, que son quienes producen la mayor parte de los alimentos de consumo local en los países de la región, y para los pueblos originarios, que han desarrollar prácticas agrícolas y de conservación durante miles de años.
“Necesitamos desarrollar sistemas agrícolas más diversificados y resilientes, desarrollar alternativas productivas en condiciones climáticas variables”, enfatizó Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), quien resaltó la importancia de reflexionar sobre “el papel de la agricultura familiar no solamente como productora de alimentos, sino también como protectora de la agro-biodiversidad”.
Alicia Bárcena recordó que la región ha sido centro de origen de diversas especies agrícolas, como el maíz y la papa, destacando “el tremendo rol que han jugado los pueblos originarios y los agricultores familiares seleccionando y manejando estas variedades generación tras generación. Esta acumulación de conocimiento no ha sido suficientemente reconocida”, dijo.
El Representante Regional de la FAO llamó la atención sobre el hecho de que tanto los agricultores familiares como los pueblos indígenas muchas veces viven en pobreza e inseguridad alimentaria, a pesar de su rol clave en la producción de alimentos y en la preservación de tradiciones y especies milenarias en la región.
“Si los gobiernos aplican las políticas públicas adecuadas para dotar de recursos a los agricultores familiares y pueblos originarios, se habrá dado un paso para asegurar que la actual generación de latinoamericanos y caribeños sea la última en convivir con el hambre”, explicó Benítez.
Por su parte, Pascal Delisle, Consejero Regional de Cooperación de Francia, señaló que “en este Año Internacional de la Agricultura Familiar nos parece muy importante analizar no solamente su contribución al sector agrícola, sino también su reconocida capacidad de adaptación y resiliencia al cambio climático”.